Friday, March 21, 2008

Mi príncipe azul… o del color que sea


Qué poquito me gusta que me hagan esperar.
Llevo aquí más de media hora. ¡Como si no tuviera otra cosa que hacer! Además, aún tengo que terminar de planchar la tonelada de ropa que tengo amontonada desde hace semanas. Hacer la compra, bañar el perro y recoger la decoración navideña, que será muy alegre y todo lo que tú quieras, pero estamos ya a 2 de marzo, ¡Por dios!
Anda… ¡Ya era hora! Por fin llega el tipo calvo de la lavandería con la fea de su mujer.
¡Hola, buenas! Lo sentimos mucho, tenemos sieempre mucha gente a estas horas de la mañana.
-Nada, nada, descuide. Si no tengo otra cosa que hacer…
El tipo tarda diez minutos en atinar con la llave. Yo ya debo de echar humo por las orejas, porque su mujer (la fea) me mira pidiendo clemencia con la mirada, como diciéndome: Hija, si no atina con otras cosas ¿Cómo quieres que atine con la llave?
Clic.
Por fin.
Entramos y el calvo enciende las luces.
¿Sería tan amable de darme el ticket?
-¿El ticket? ¡Mierda! Perdone, me lo he dejado en casa. ¡que tonta! Si es que soy una auténtica desgraciada.
No se preocupe mujer, ¿Me podría dar una breve descripción de su encargo?
-Si, claro: Moreno, ojos verdes, 1,87 y 87 kilos.
Bien, bien, con esos datos creo que tengo más que suficiente. Hágame el favor de esperar un momento.
El calvo aparece cinco minutos después.
Emm… Creo que ha habido un ligero problema.
-¿Puede especificar? (Creo que me va a dar un infarto en cualquier momento)
Su encargo llevaba un traje verde, ¿No?
-Azul, era azul.
¿Y un tatuaje en el cuello?
-Sí, tiene un tatuaje.
Señora, entonces el encargo, como ya le decía yo, llevaba un traje verde.
-¡¡ES QUE AHORA VOY A ESTAR CIEGA!! ¡¡LLEVA UN TRAJE AZUL, LE RECUERDO QUE ÉL ES, CASUALMENTE, MI PRÍNCIPE AZUL!!
Ya, ya… Bueno, espere un momento, que le saco del almacén…
Estoy que me subo por las paredes. Pero el tipo calvo no tarda, en apenas treinta segundos vuelve a aparecer acompañado por mi príncipe… ¿¿Desteñido??
-Pero… ¿QUÉ LE HA HECHO A MI AMOR?
Cálmese señora.
-¿CÓMO QUIERE QUE ME CALME? ¡¡MI PRÍNCIPE AZUL ES AHORA ROSITA!
Bueno, azul lo que se dice azul no era. Su color se acercaba más a un tono verd…
-¿USTED ME TOMA POR TONTA? ¡A VER SI ES QUE NO DISTINGO EL AZUL DEL VERDE! ¿QUÉ MIERDA HA PASADO?
Todo tiene una sencilla explicación, señora.
-¡¡QUIERO LA HOJA DE RECLAMOS!! ¡¡SE LE VA A CAER EL PELO!! (El calvo me mira con resignación) ¡¡A SU MUJER!! (La fea se mete corriendo al almacén)
Si deja que le explique…
Me siento en un banco y tomo aire. No, esto no puede estar pasándome a mí. ¿Otro príncipe azul a la mierda? Con lo que me cuesta encontrarlos. Y más siendo reacia a la monarquía… No puede ser. Mi príncipe me mira encogiéndose de hombros.
Su encargo ha tenido un lío con otro encargo que recibimos también ayer. Y con tanto enredo, se han desteñido ambos.
-¿Se ha que con otro encargo? Esto debe de ser una broma… A ver, ¿Con quién se ha liado?
Rubia, ojos azules. 1,75, 60 kilos. Una 100 de…
-¡¡PARE!!
Mi príncipe azul se mete en el almacén con la fea. El calvo se frota la nariz y mira al techo.
No suele pasar. Cada encargo tiene su propia lavadora y no suelen moverse de ahí. Pero éstos, yo que sé. El suyo vio al otro encargo, salió de su lavadora y se metió en la otra… Y pusieron el centrifugado, ya sabe…
-¡¡SIGA DÁNDOME DETALLES, SIGA!!
En nuestras cláusulas de contrato les avisamos de que existe la posibilidad de que pase esto… Quizás usted no las leyó. Al fin y al cabo, no es nuestra culpa que los príncipes y princesas que pasan por aquí sean a veces un poco ligeros de cascos…
-¡¡ME VOY!! ¡¡QUE LE JODAN A USTED, A LOS PRÍNCIPES, A LAS PRINCESAS Y A SU MUJER!!
No obstante, no le cobraré por nuestros servicios…
Doy un portazo y le dejo al calvo hablando sólo.
Ya va el cuarto príncipe azul fallido de mi vida. El primero se fue a por tabaco y no volvió. Lo grave es que no fumaba. El segundo dijo que necesitaba su espacio. Y se hizo astronauta y se fue. El tercero me dijo que no quería nada serio. Así que se lió con una payasa del Circo Mundial, que estaba en la ciudad por esa época, y me dejó plantada. Y ahora, yo que pensaba que había conocido al único, al auténtico, al definitivo… Va y se me destiñe. Por liarse con Sisí Emperatriz…
Creo que lo mío no tiene arreglo. Estoy desesperada. Absolutamente desesperada. Todo el mundo a mi alrededor ha encontrado ya a su príncipe azul. ¿Por qué yo no puedo? Lo mejor será ir al médico. Sí. Sólo la medicina puede ayudarme en estos momentos…
Por suerte, sólo hay dos viejos esperando para que les atiendan en el Centro de Salud. Y, en cuestión de veinte minutos, llega mi turno. Le explico mi problema al doctor. Me escucha. Me mide, me pesa, me hace andar a la pata coja. Hace que le siga el dedo con mis ojos. Me mira la garganta. La tensión. El nivel de glucosa en sangre.
Dos días después vuelvo para recoger los resultados.
A ver, a ver. ¿Qué tenemos aquí? El doctor revisa las hojas. Lee, relee. Y finalmente, se me queda mirando con cara de satisfacción.
Señorita, ¿Sabía usted que es daltónica?
-¿Cómo dice?

1 comment:

Anonymous said...

Aaaaaaaaaaaaaaay monita
me encanto esta historia
es re entretenida, que raro es
esto del amor y la relacion de pareja
buscar al principe azul a la media naranja
al alma gemela...que lata todo este enrredo
deberia ser todo mas sencillo
pero ahi perderia el brillo...no?